Aquí empieza la historia de un muñeco de madera que tenía prohibido salir de la escuela en la que vivía. Todos los días de clase los niños lo pintaban y al muñeco no le hacía nada de gracia. Estaba cansado de que todos los días esos pequeños monstruitos le hicieran lo mismo. Siempre intentaba escaparse pero nunca lo conseguía. El pobrecillo perdió la esperanza de salir de ese lugar, así que le daba igual todo lo que le hicieran.
Era de noche cuando el muñeco dormía y se le apareció un duendecillo diciéndole que no perdiera la esperanza, que pronto iba a salir de allí. El muñeco le dijo que eso era imposible, que lo había intentado una y otra vez y que jamás lo podría conseguir. El pequeño hombrecillo verde le dio unas monedas y le dijo que con eso lograría salir. En ese momento el duendecillo desapareció. El hombre de madera se quedó pensando cómo con unas monedas conseguiría salir. Después de mucho rato dándole vueltas seguía sin entenderlo.
A la mañana siguiente los niños y profesores volvieron al colegio como todos los días y como siempre, los niños empezaban a fastidiar al muñeco. En ese momento se le encendió la bombilla y descubrió que podía tirar las monedas al suelo pensando que los niños se abalanzarían como locos a por ellas y entonces escapar. Así lo hizo y funcionó muy bien. Todos los niños se lanzaron sobre las monedas y el hombrecillo logró escapar.
Feliz y contento el muñeco empezó una nueva vida lejos de allí y todas las noches se acordaba del hombrecillo que le ayudó a escapar. Y como me lo contaron os lo cuento.