EL TIBURÓN BALLENA

Hace diez años fui a nadar a los mares de Madagascar donde me encontré con un tiburón ballena gigante. Parecía un dinosaurio como esos que todos recordamos, vamos los tiranosaurios rex y todos esos. Lo más extraño fue que su piel era a lunares y vi que necesitaba ayuda porque apenas habría cumplido 1 año y no tenía madre, o eso parecía. Me eché a nadar hacia la orilla para ver si encontraba algún veterinario para poder cuidar a la cría de tiburón ballena. Cuando el veterinario dijo que necesitaba que alguien lo cuidara me alegré mucho y me ofrecí para cuidarla y que viviera feliz. Le di una vida mejor con tratamientos y buena comida y al cabo de unos años decidí llevarla con su madre. Consulté en Internet para ver si averiguaba donde vivían los tiburones ballena. Después de asegurarme que vivían ahí,  me fui con ella hacia el océano Atlántico. Yo iba encima de su espalda, agarrado a una de sus aletas dorsales, era impresionante porque sentía la brisa que me venía de frente. Al final encontramos a su familia y el tiburón ballena se puso muy contento, le di un fuerte abrazo  y le dije que alguna vez nos volveríamos a ver.

 

 

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