El nueve del cuatro del 2015 una familia de Ujué, un pueblecito que está entre el Sistema Ibérico y los Pirineos, fue a esquiar a Candanchú, una de las montañas del Pirineo. La familia se componía de cuatro personas, dos niños y sus padres. Los niños se llamaban Iñigo y Marcos y los padres eran Ismael y Begoña. Cuando ya empezaron a esquiar, Iñigo no sabía cómo frenar en cuña y se metió un trompazo contra la nieve. Cuando supo frenar intentó aprender a girar haciendo eses y se volvió a caer. Una vez hubo aprendido a hacer eses, aprendió a hacer derrapes en seco y lo consiguió. Cuando aprendió todo se fue a la cuesta más grande que hay a la que le llaman “La Zapatilla”. Iñigo consiguió bajarla. Cuando bajó su padre le dio un abrazo y celebraron una fiesta. Al irse, Iñigo se quedó con las ganas de volver a esquiar, pero no fue posible hasta el año siguiente. Tanto le gustó la experiencia que se hizo monitor de esquí.