Había una vez una princesa que vivía cerca del bosque y se llamaba Elena. Un día la princesa se fue a traer comida de Tafalla con su padre y al día siguiente Elena le dijo a su mamá:
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Mamá, mamá, ¿puedo salir fuera a jugar?
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Sí, puedes salir a jugar pero no te vayas al frontón ni a ningún sitio.
Elena salió a jugar pero cuando bajó y bajó y bajó se encontró con un dragón muy grande que le daba un poquito de miedo. Le dijo el dragón:
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Elena, ¿estás perdida?
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Sí estoy perdida, no sé donde está mi casa.
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Pues vale, te llevaré a tu casa.
La llevó en su lomo volando y cuando llegaron a casa le dijo:
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Gracias, gracias dragón.
Y comieron perdices y a mi no me dieron porque no quisieron.