Érase una vez un pajarito de colores, pico corto y muy pequeño. Estaba con sus padres en un bonito lago. Estaba muy contento porque era de muchos colores, se metía por las ramas de los árboles y asustaba a los peces del lago.
Un día sus padres y él se fueron a dar un paseo por el campo. El pajarito fue a cazar a otro pajarito y total que era él reflejado en el barro, se lanzó a cazarlo y se manchó de barro. No le gustó nada porque se secó el barro y se puso duro. Se fue llorando y por el camino se encontró con una cacatúa blanca y azul cían. La cacatúa le preguntó:
-¿Qué te pasa pajarito?
El pajarito dijo:
-Que me he caído a un charco y me he manchado y por eso estoy triste.
La cacatúa le dijo que iría a su casa que le iba a bañar. Cuando habían llegado el pajarito se echó jabón y poco a poco se limpió. Se secó y le dio las gracias a la cacatúa. Se despidieron y cuando el pajarito llegó a casa le vieron sus padres y le dijeron:
– A dormir cariño.