Érase una vez en un jardín donde vivía una flor con el rabo verde como la hierba, los pétalos rosas, y su cara amarilla. Era muy simpática y estaba casi siempre feliz. Tenía una amiga que era una nube blanca como la nieve y muy bonita. Eran las dos muy amigas. Y encima la nube iba todos los días a visitarla y a regarla hasta que un día la flor se enfadó porque la nube no le regó y al siguiente la flor le echo la bronca y la nube le dijo: “¡Encima que yo tengo que venir nodos los días a visitarte y a regarte me echas la bronca!”
Y la flor le dijo:”¡Pues vete de aquí para siempre!”
Al cabo de unos días la flor estaba a punto de morirse y se arrepintió de lo que le había dicho a la nube y la nube también estaba arrepentida porque no había ido a regar a la flor.
Y un día la flor estaba durmiendo, medio muerta y fue la nube a regarla. A la flor medio muerta ya solo le faltaba un pétalo. La flor se despertó y vio a su ex-amiga llamada Alba. La flor le dijo a la nube: “Perdóname por favor. porque tienes que venir aquí solo porque te lo digo y me he arrepentido mucho ¿me perdonas?” “Pues claro que te perdono ¿y tú me perdonas?” – dijo la nube. “ También te perdono, si la culpa es mía”,- dijo la flor. La nube le dijo que ella también se había arrepentido.
Y a partir de ese día fueron felices y comieron perdices.