En un pueblo llamado Ujué vivía Patxi. Patxi era un perro muy fuerte y muy grande. Su piel era negra como la noche y sus ojos azules como el cielo. Vivía con Antonio en un chalet de cuatro pisos. Patxi tenía una planta entera para el solo y también un jardín enorme y muy bonito con todo tipo de flores como: margaritas, rosas, geranios etc.
Un día cuando Patxi estaba durmiendo entraron unos hombres a robar o eso parecía. Patxi vio que llevaban un perro igual que él y se fue a la planta en la que estaba Antonio. Antonio dijo:
– Vete ya a dormir que mañana hay que madrugar.
Patxi así lo hizo y se fue a dormir.
Por la noche los ladrones se lo llevaron en un saco y dejaron al otro perro. Cuando llevaron a Patxi a su guarida se dieron una gran sorpresa. No era Patxi era un muñeco de porcelana parecido a él. Al día siguiente Antonio no se fijó y echo al verdadero Patxi y el otro perro se quedó en casa.
Patxi estuvo un montón de tiempo sin comer y se le veían hasta los huesos. No sabía que iba hacer y no podía estar así porque dormía en una caja de cartón y como llovía mucho y se mojaba pasaba un montón de frio. Un día una mujer llamada Vanesa le vio y dijo:
-¿Este no es el perro de Antonio?
Y así fue. Vanesa lo curó le dio de comer y volvió a tener el mismo cuerpo que antes. Vanesa se lo llevó y Patxi, Antonio y Andrés, el hermano de Patxi, vivieron felices.