Había una vez un perro que estaba todo el rato ladrando. Había un niño que oía los ladridos del perro y un día estaba jugando con una pelota y se le cayó la pelota al jardín donde estaba el perro salchicha.
El niño se asustó porque pensaba que el perro era gigante. Luego el niño no se atrevía a pasar al jardín porque oía ladridos terribles. Por eso se asustaba el niño. Pero no eran ladridos del perro, eran de una cámara que grababa todo. Por eso el niño se asustaba y el cartero no dejaba las cartas en el buzón.
Un día su vecino le dijo al dueño del perro que no gritara más el perro, que nos molesta. Y le hizo caso.
Fin