– HIP, HIP, HIP. Otra vez con el hipo, que aburrimiento.
El pequeño dragón estaba siempre igual, le daba el hipo y no había forma de pararlo. Pasó todo el día y no se le quitaba, así que decidió quedarse en casa.
Sus amigos le fueron a buscar y vieron que tenía hipo. Le intentaron ayudar dándole ideas. Uno le dijo que cerrara los ojos, otro que bebiera agua,… pero no funcionó. Al día siguiente fue a la escuela y se le ocurrió una idea asustarse a él mismo, pero tampoco funcionaba. Interrumpió la clase y le echaron de la escuela. Se le ocurrieron muchas ideas pero no funcionaban, hasta que un día se tapó la nariz para no respirar y nunca más tuvo hipo.
ÍÑIGO
Pobre dragón,que mal rato paso el pobre
¿cuantos años tiene el niño que lo ha escrito?
Un saludo para todos