EL CONEJO LECTOR

– Mamá, no sé qué hacer, me aburro – dijo el pequeño conejito.

– No lo sé. Podrías leer – respondió mamá conejo.

El conejito se puso a leer un cuento para conejos, ese libro no tenía ningún dibujo. El conejito empezó a imaginarse el contenido del maravilloso cuento.

El pequeño estaba rodeado de maravillosas praderas repletas de riquísimas zanahorias. Cuando fue a coger una de las espléndidas zanahorias un águila le agarró del pescuezo y se lo llevó volando hasta su nido donde se encontraban las crías. Por supuesto, el conejo no era para ellas. El conejito estaba asustado, no sabía qué hacer, si dejar de imaginar o esperar a que se lo comiera. El pequeño decidió seguir. El animalito dijo al águila:

– Mira, un cerdo volando.

El águila con una sonrisa maligna le dijo al conejo:

– Y tú te crees que me vas a engañar de esa forma tan boba.

El conejillo le respondió:

– Igual tienes razón, (rápido) mira una rana con pelo.

Mientras el  gran águila estaba despistado el conejito se escapó tan rápido que el ave rapaz no pudo atraparlo. Claro, el conejito volvió a las praderas repletas de zanahorias.

 – Gracias, mamá la idea de leer es muy buena – dijo el animalito.

Leer es vivir en un mundo de imaginación.

MARCOS

 

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