EL PERRO EN LA LUNA

Un día en Canadá un perro tenía el sueño de ir a la Luna. Su dueño era un niño al que le apasionaba el espacio y  al día siguiente iba con sus compañeros de clase  a ver el lanzamiento de una nave espacial . El perro lo sabía y se puso a saltar como loco pensando que él también iba a viajar, pero el niño le dijo que no podía ir porque no se pudían llevar mascotas. El perro pensó un plan para colarse en el autobús escolar y meterse en la nave para  estar en la luna.

Al día siguiente el dueño del perro salía de casa para llegar al autobús seguido del perro sin que él se enterase. Mientras los demás niños y niñas llegaban, el perro se subió  al maletero.

Cuando los niños llegaron a la estación espacial, un señor les recibió y les contestó a las preguntas que le formularon. Una vez  dentro de la estación Tim se probó un traje espacial cuando creía que nadie lo veía y el señor le renegó. Pero  el hombre le dijo que se lo podía quedar y el niño se puso muy contento.

Cuando ya no quedaba nadie en el autobús, el perro se bajó y se escondió durante un momento en la estación  espacial. Mientras los niños visitaban otra parte del edificio, el perrito hizo lo mismo que su dueño pero él se probó el traje de perro.  Una vez que el animal ya se había puesto el traje se metió dentro de la nave y esperó  la cuenta atrás.  Terminada la cuenta atrás la nave despegó con el perro dentro y los niños y niñas, desde la estación espacial, se  pusieron a dar saltos de alegría.

El director de funcionamiento de la nave se fijó  que había un problema: a la nave se le estaba agotando el combustible y no le llegaría para regresar a la tierra. Sus ayudantes descubrieron que había  una estación rusa donde podía repostar. Allí vivía un viejo ruso que estaba un poco loco y vivía con su perro. Desde la estación espacial movieron la nave hasta la estación de repostar para que el viejo loco le pusiera combustible a la  nave.

Cuando Tim llegó a casa, no encontró a su perro y muy preocupado llamó a la policía. Los agentes le pidieron que se tranquilizara y que les diera todos los datos para poderlo encontrar más fácil.

Cuando la nave ya estuvo unida a la estación se abrió una puerta y el perrito pudo salir a observar como era. Una vez dentro se encontró con el perro del anciano que al principio le dio mucho miedo pero después vio que era como él. El perro que había conocido le enseño la cocina, el baño, los productos con los que hacían el combustible y las placas con las que recibían energía.

Con el depósito lleno el animal le preguntó a su nuevo amigo si quería ir con él a la Luna y después volver a la tierra, pero su amigo le dijo que no, prefería quedarse en la estación con su dueño. Después de oír esto el perro se montó en la nave y desde le estación espacial la dirigieron hasta la luna donde el perro vio todo con mucho asombro. Tras unas horas en la luna la nave puso rumbo a la tierra.

Cuando la nave llegó a la Tierra el director junto con sus ayudantes se felicitaron mutuamente y mientras esto pasaba el perro consiguió salir de la nave sin que nadie le viese.

Cuando llegó a casa se puso muy contento y la policía canceló la búsqueda.

MARÍA

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