¿POR QUÉ NO HAY VOLCANES EN UJUÉ?

Nosotros creemos que en Ujué no hay volcanes porque tenemos de 30 a 60 km de altura de corteza terrestre y el magma tiene que recorrer toda la corteza para ascender   y llegar a la superficie. Si estuviéramos al lado del mar el magma sólo tendría que recorrer 5 km, por eso la mayoría de los volcanes son submarinos.

Otra razón es que no estamos en el borde de la placa Euroasíatica que es donde surgen más volcanes. Si estuviéramos en el borde tendríamos peligro de que erupcionara un  volcán porque allí es más frágil la corteza.

UJUÉ EN LA PLACA EUROASIÁTICA

UJUÉ EN LA PLACA EUROASIÁTICA

 

RELATOS BREVES

Los vulcanólogos

Había una vez unos niños llamados Lucas y Alex. Estudiaban los volcanes, habían ido al Etna, Chimborazo, Kilimanjaro, Purace, etc  El padre del Lucas que era vulcanólogo se había muerto porque una vez fue a estudiar un volcán,  le pilló un poco la lava y tenia muchos quemazos. Al funeral fueron 200 personas.
Otro día fueron a estudiar Lucas y Alex un volcán. Mientras subían erupcionó y echaron a correr muy de prisa, y asustados. No les pilló la lava. Y a partir de aquel día no fueron más a los volcanes.

El niño que hacía mal la tarea

Había una vez un niño que se llamaba Alex y en la escuela sacaba malas notas. Su madre le castigó un mes sin el balón, raqueta, bici, pelota etc…. Cada vez sacaba mejores notas y llegó un día que fue a la universidad y fue feliz.

El perro

Había una vez un hombre que tenía un perro que para él no cazaba muy bien. Una mañana de verano su amo le despachó y le echó comida en   un monte. Llegó un hombre montado en su tractor, cogió al perro y se lo llevó a casa. El hombre   estaba muy contento porque tenía un perro.

 La gallina Juanita

Había una vez una gallina que se llamaba Juanita. Una mañana se le rompió un ala cuando se despertó.

Juanita le llamó a su madre y le dijo:

– Mamá, se me ha roto un ala.

– Ya te llevaré al veterinario.

Fue al veterinario, llamó a la puerta, le abrió el veterinario y le dijo:

– Buenos días

– Se me ha roto un ala

– Yo te curaré. Siéntate en esa camilla

El veterinario le dijo que le pondría otra ala y dijo Juanita que si.

–  Ya te puedes ir y cuando te llame te pondré el ala.

Juanita se fue a casa con su mamá y dentro de un poco le llamó el veterinario y la gallina fue, le puso un ala nueva y le dijo:

– Hasta dentro de dos meses no puedes volar.

Se fue a casa y vivieron felices.

La cuchara y el tenedor

Había una vez una cuchara y un tenedor que vivían en una casa y no les usaban sus dueños. Un día  dijo el tenedor: “Yo quiero ser cuchara”. Después dijo la cuchara: “Yo quiero ser tenedor”.

Apareció un payaso con una peluca azul y una nariz roja que les preguntó que problema tenían. Se lo contaron y el payaso intentó ayudarles pero como no era mago no lo consiguió.

 

 

 

 

LA SIRENA

Voy a contar lo que voy a contar. En 1814 las sirenas vagaban por los mares tranquilos que había por esas zonas. Recapitulemos, todas menos una que estaba llorando porque no tenía cola. La sirena, que estaba muy triste, se dijo que llorando no iba a solucionar nada, así que se fue a hablar con la Bruji, que era fea y gruñona. Ésta vivía en medio del mar. A la sirena le resultó muy difícil ir contando que no tenía cola. Al llegar, la Bruji venía de compras. Bruji le preguntó a la sirena qué le pasaba y la sirena respondió que no tenía cola.

La Bruji reflexionó y le dijo que tenía que comerse un pez moneda, que sólo había dos y, por suerte, se alojaban en una casa de este mar, donde hacían todos los días fiestas y estaba invitado todo el mundo menos la gente a la que le faltaba alguna parte del cuerpo. Cuando llegó, fue a entrar por la puerta de la casa, pero se le cruzó un vampiro diciendo que no podía entrar porque le faltaba la cola.   La sirena se disfrazó de pez galleta. Después volvió a la puerta y el vampiro se pudo creer que no le faltaba nada de su cuerpo y le dejó entrar. Cuando entró había mucha gente y encontró una puerta donde ponía «No entrar» y la sirena entró. En ese momento pudo ver uno de esos euros en su boca. La sirena fue a comérselo y así lo hizo, pero lo peor es que le mandaron a la cárcel para el resto de su vida.