Encontramos en el huerto de nuestra escuela a la Araña Tigre que estaba colgada de su telaraña para capturar a su presa. Un día vimos que se estaba comiendo un saltamontes. Después nos dimos cuenta que nos parecíamos a las arañas tigre porque igual que ellas también preparamos trampas para cazar animales.
Ahora vamos a hablar sobre las trampas que hacían cuando no habíamos nacido nosotros, pero la profesora sí, en Ujué.
La capaza
JAVIER VILLAR PREPARA LA CAPAZA
JAVIER HA MONTADO LA CAPAZA
Se hacía esa trampa para cazar a la perdiz y a la malviz.
Se necesitaba:
. Dos piedras, una horizontal y otra vertical.
. 4 palos: tres de unos 22 cm aproximadamente de largo y el pequeño de 14 cm que se llama «cita»
. El cebo
Era muy difícil hacer la capaza porque los palos tenían que esta en el aire. Había que tener mucho cuidado porque te podía pillar la mano si se desequilibraba la piedra.
Cuando se metía a comer el animal en la capaza, movía uno de los palos y le atrapaba la losa.
PERDIZ ROJA. Nombre científico: ALECTORIS RUFA
El lazo
Se empleaba para cazar jabalíes, zorros, perdices y conejos.
Se necesitaba:
. Sirga, cuerda o maroma y alambre. También se hacía con pelo de cola de caballo.
Se ponía un lazo corredizo en las sendas donde solían pasar los animales. Cuando pasaban metían la cabeza en el lazo y se quedaban atrapados. Si el lazo no tenía tope el animal podía morir, con tope estaba atrapado pero vivo.
SALVADOR AYESA ESTÁ MONTANDO EL LAZO
El cepo de conejo
Se empleaba para cazar conejos.
Se construían con hierro y chapa.
Funcionaba con muelle.
Se colocaba el cepo donde hacían los conejos sus necesidades (zirriero) y los excrementos tenían que ser recientes. Se hacía con una azadilla un agujero en el suelo con la altura del cepo y se tapaba con tierra fina para que el conejo pasase y lo pisase. Cuando lo pisaba, saltaba el cepo y atrapaba al animal.
EL CEPO ESTÁ PREPARADO PARA QUE CAIGA UN CONEJO.
CONEJO. Nombre científico: ORYCTOLAGUS CUNICULUS
Al herrero Miguel Leza Berrade hacer en la herrería un buen cepo le exigía un laborioso trabajo para que éste funcionara perfectamente. De las dos partes de que consta: boca y cola o muelle, la más difícil de realizar era la cola porque había que conseguir que tuviera el temple adecuado para que fuera flexible y resistente. Era fundamental también, que fuera muy sensible para que saltara en cuanto el animal lo pisara aunque lo hiciera con suavidad y fuerte para que una vez atrapado no se pudiera escapar.
Para hacer las colas reutilizaba cellos de grada y otros hierros que seleccionaba con precisión porque sólo conseguía un buen muelle con una aleación de hierro y carbono. A veces se le rompían transcurridas menos de 24 horas y tenía que hacerlas de nuevo.
Para que la cola alcanzara el temple, MIguel sometía a la materia prima a un proceso metalúrgico complejo que incluía calentarla en la fragua, modularla a martillazos en el yunque y por último enfriarla en agua o aceite. El enfriamiento era muy importante porque en esa fase la cola podía perder su fuerza. Exigía sumergir y mover la pieza simultáneamente dentro del agua.
No sabemos con exactitud cuáles eran las claves de su éxito pero las personas que lo recuerdan trabajando en su taller decían que estimaba la temperatura que alcanzaba la cola en función del color que adquiría y que cuándo ésta estaba rusiente, al rojo vivo, frotaba el muelle con el cuerno de un carnero antes de sumergirla en agua. Es curioso señalar que el componente esencial del cuerno es la queratina que posee más del 50% de carbono, mineral imprescindible en la composición del acero.
La boca experimentó cambios a lo largo del tiempo. Los primeros cepos tenían dientes en los dos «mandíbulas». Posteriormente sólo hacía unas pequeñas incisiones en una de ellas para que la presa quedara inmovilizada, no la partiera y no se pudiera escapar.
Para probar la calidad del cepo lo paraba sobre la tierra batida de la herrería y dejaba caer sobre su boca abierta una piedrecita muy pequeña, una china. Si el cepo saltaba y se cerraba perfectamente lo daba por terminado, en caso contrario lo reajustaba hasta conseguir el efecto deseado.
En aquellos tiempos muchos cazadores le compraban cepos en su herrería y su precio, en 1970, era de 162,50 pesetas.
CEPO ARTESANAL HECHO POR MIGUEL LEZA EN SU FRAGUA
El cepo para pájaros
Se empleaba para cazar gorriones y malvices.
Se fabricaba con alambre acerado y muelles.
Se colocaba en las orillas de los campos próximos a los ríos o barrancos. Se preparaba tapándolo con tierra y se ponía de cebo una aluda o miga de pan. Cuando iba a picarla saltaba el cepo y atrapaba al animal.
MALVIZ. Nombre científico: TURDUS MUSICUS
Trampas con liga
Se empleaban en otoño para cazar cardelinas y tarines.
Los materiales que se utilizaban eran: liga, gardos, plumas de gallina, varetas, palos y el reclamo en una jaula.
Se colocaban en el campo lleco donde no hubiera árboles cerca.
Para cazar cardelinas se hacían las crucetas, se untaban con liga y se colocaban en los gardos. El gardo se colocaba en un campo lleco donde no hubiera árboles cerca y las cardelinas tuvieran querencia a ir. Debajo del gardo se colocaba la jaula con una cardelina que hiciera de reclamo y a esperar hasta que las cardelinas se posasen en las crucetas.
LA CRUCETA ESTÁ ENCIMA DEL GARDO.
Para cazar tarines se clavaba un palo recto en el suelo, se hacían unos agujeros, se untaban las varetas con liga y se metían en los agujeros. Se ponía debajo el reclamo y se esperaba a que les atrajera y se posasen en la vareta.
Las cardelinas y los tarines se tenían en casa porque cantan muy bien. Son pájaros muy bonitos.
CARDELINA. Nombre científico: CARDUELIS CARDUELIS
ESTÁ PROHIBIDO CAZAR AL TARÍN. Nombre científico: SPINUS SPINUS
Sin esta gente no podríamos haber hecho este trabajo. Los hombres y mujeres que nos ayudaron fueron: Pili Ayesa, César Ayesa, Salvador Ayesa, Javier Villar, Jesús Itúrbide, Jacinto Ibáñez y José Luis Azagra. Muchas, muchas gracias por ayudarnos.