EL MOTORISTA

IBAI  DIBUJO CHabía una vez un chico llamado Ibai al que le gustaban mucho las motos. Tenía una moto roja. Ese año iba a correr en Gordenxola . Era muy bueno y ganaba siempre. En esa carrera se habían apuntado muchos motoristas pero había uno que no conocía. Cuando llegó con sus furgoneta al lugar de la carrera se vistió en la furgoneta y fue a recoger el número. Le tocó el número 8. Cuando empezó la carrera Ibai salió el primero, fue todo el rato el primero pero en la última vuelta le adelantó Iván Cervantes e Ibai quedó el segundo. Se fue contento a casa porque le daba igual ganar o perder y vivió feliz.

EL COCHE PERDIDO

IÑIGOÉrase que se era una familia de BMV de todos los modelos. El padre era blanco y tenía 15 años, la madre era rosa y tenía 10 años y los más pequeños todos azules con 2 años de edad.

Un día apareció por casualidad en su casa un cochecito de carreras de marca Mini. La madre de los BMV vio que era muy mono y quiso quedárselo. Pero su marido no le dejó porque vio que tenía una matrícula en la que ponía Tobi y pensó que tenía sus propios padres. El padre decidió llevarlo con su familia.

Fue buscando por toda la ciudad preguntando a ver si conocían a su familia. De repente se acordó que en la matrícula de los coches más pequeños era obligatorio llevar la dirección de su casa y el teléfono. El padre de los BMV llevó a Tobi a casa de su familia.

La madre, que estaba muy agradecida por haber encontrado a su hijo, les invitó a todos a cenar y desde entonces los BMV y los Minis fueron muy amigos.

 

EL CUCHILLO Y LAS PATATAS

Erase que te era una familia de patatas que vivían en buena tierra de cultivo. Ellas vivían felices y contentas hasta que llegó el día de la cosecha.
Todas las patatas fueron a parar a la casa de un abuelito bastante mayor. Las patatas veían como el cuchillo del anciano cortaba todo tipo de verduras y frutas.
Un día el dueño de las patatas y del cuchillo se murió y se quedaron con las patatas y el cuchillo los nietos del pobre difunto. Al ver que las patatas estaban en muy buen estado las cogieron para disfrutarlas en una buena tortilla de patata. Las patatas se quedaron desnudas por la culpa del cuchillo que les había quitado la ropa. Lo siguiente que hicieron fue meterlas  al fuego. En un momento pensaron que las estaban calentando por quitarles la ropa pero después empezaron a sospechar por el huevo batido. Las patatas fueron tostadas y comidas por los nietos del pobre anciano.

EL CAZADOR DESAFORTUNADO

Hace muchos años, en la villa de San Jorge, vivía un cazador con poca suerte a la hora de cazar. Se llamaba Charli que era el nombre más habitual que había en aquella época. Era fuerte, guapo y tenía muchísimos bíceps. Como os he contado al principio de la historia Charli era poco afortunado en la caza pero él no dejaba de intentarlo.

Un día cuando pasaba por el bosque vio moverse a alguien entre las matas y disparó, pero con tan poca fortuna que le dio a su primo Franco. El muy espabilado fue a mirar si había caído un jabalí y vio a su primo en el suelo.

– ¡Me cagüen la flor del pepino!

– ¿Qué has hecho? ¿Qué te ha pasado?

– ¡Qué me has disparado degenerado!

– ¿Yo? Tú estás loco. Yo he disparado a un jabalí de casi 100 kg.

Charli llevó a el primo Franco al médico y le tuvieron que sacar la bala del rifle. Ya curado, Charli le invitó a ir a cazar con él a Huesca. Y Franco aceptó. Al llegar a Huesca desde el primer momento Franco fue detrás de él por si acaso volvía a disparar y le volvía a dar. Cada vez que Charli disparaba Franco se tiraba al suelo y esperaba unos segundos a que volviera ha colocar su escopeta en la espalda. Y Charli preguntaba:

– ¿Qué haces en el suelo?

– Es que he visto un conejo y quiero ver si está por ahí su madriguera.

Al final del día Charli vio una perdiz y le disparó. Con la mayor suerte del mundo consiguió darle y a partir de ese día Charli descubrió el truco de disparar a los animales. Nunca volvió a fallar un disparo.

¡SE VENDEN LAS CALABAZAS!

El 5 de noviembre después de comer bajamos al huerto y cogimos seis calabazas grandes y deliciosas. Las subimos a clase y las pesamos. Pesaban 56 kg.

El 13 de noviembre las cortamos en trozos y las envolvimos en film transparente. Después pesamos de uno en uno los trozos de calabaza y les pusimos unas etiquetas con el precio y el peso. Los llevamos a la tienda de Lina. También hicimos unos carteles para que la gente se animase a ir a comprar y para que supieran a qué hora ir.

Al día siguiente fuimos a la tienda de Lina para venderlas. Vinieron 22 clientes-clientas y obtuvimos 45 €. No vendimos todos los trozos de calabaza, los que sobraron los repartimos entre los niños de la escuela.

La calabaza guines es la calabaza que mas pesa

La calabaza guines es la calabaza que mas pesa.

 

 

El fuertote corta la calabaza

El fuertote corta la calabaza

Nos dirigimos a la escuela con las calabazas

Nos dirigimos a la escuela con las calabazas

 

 

 

 

 

 

 

 

Todos llevamos las calabazas al hombro

Todos llevamos las calabazas al hombro.

 

Después de hacer todo el trabajo duro cortamos las calabazas en trozos medianamente iguales

Después de hacer todo el trabajo duro cortamos las calabazas en trozos medianamente iguales.

Toda la producción está envuelta en plástico transparente para venderla.

Toda la producción está envuelta en plástico transparente para venderla.

 

 

 

 

 

 

 

 

Las calabazas están preparadas para que las compren y se las coman

Las calabazas están preparadas para que las compren y se las coman